El Viejo Pastor Inglés posee un bellísimo manto blanco, gris y –ocasionalmente- con tonos amarronados que le da ese aspecto simplemente abrazable. Con esos rizos desordenados, tan gruesos que impermeabilizan su piel, sólo provoca mimarlo y cepillarlo y peinarlo a diario. Eso siempre que sepas darle los cuidados específico que esta estética requieren, pues de lo contrario te encontrarás con una mata de pelos anudados, opacos y que te sacarán canas verdes con sólo mirarlos. Antes de tener que cortarle el pelo n un peinado casi militar, aprende estos simples consejos de belleza para tu amado Bobtail.
Los cuidados regulares y los ocasionales: el cepillado
Cada día debes prestar unos minutos de atención al cuidado de tu Bobtail, o al menos tres veces por semana. Un cepillado diario permitirá liberar los pelos que ya hayan caído, evitando que se rieguen por toda tu casa y también que se entremezclen con el manto existente. Sólo pasa un guante de cepillo o uno de cerdas metálicas que no sea demasiado estrecho y un peine de dientes grandes y redondeados por el lomo, los lados y las patas, hacia su cola y hacia el piso. Esto bastará para mantenerlo en condiciones más que adecuadas, y mucho más limpio.
Cada 6 semanas, aproximadamente, se debe hacer un mantenimiento preventivo en el manto del Bobtail. Analiza la presencia de pulgas y otros, haz un peinado o cepillado algo más profundo, y retira las zonas anudadas o maltrechas cortándolas con tijeras de buen filo, y nunca al ras o a nivel de la piel.
Una a dos veces por año, dependiendo de la zona donde vivas (tanto el clima como las condiciones del terreno, si hay mucho pasto, tierra suelta u otras), debes hacer una tarea de atención mucho más especial. Se puede hacer un baño cada 5 meses, aproximadamente, acompañado de un corte del pelaje por parte de personal experimentado. Si vas a hacerlo tú, usa tijeras de muy buen filo para no incomodar al animal, y deja siempre un manto mínimo de 5 centímetros o más, nunca más corto.
El baño
Por el abundante pelaje del Bobtail no se recomienda hacer baños demasiado regulares, para evitar enfermedades y también el desarrollo de hongos en la piel, que demora mucho en secarse y que queda con retos de humedad por la capa impermeable que hace el manto.
A la hora del baño hazlo con agua tibia, no fría ni caliente, y usando un champú especial para perros elaborado a partir de ingredientes naturales. Ayúdate con peines de dientes anchos y redondeados para raspar la parte profunda del pelaje, y también para asegurarte de retirar completamente el producto en el enjuague.
Luego del baño seca a tu animal con toallas y luego usa un secador de cabellos de aire tibio o cálido para hacer un secado absoluto antes de dejar salir al perro a un ambiente frío. Durante el secado puedes utilizar productos cosméticos para dar brillo y suavidad a su manto, dejándolo hermoso.
Aprovecha luego del baño para limar o recortar uno a tres milímetros de la punta de sus uñas, nunca más que eso, y dejarlas redondeadas y seguras para el animal y para los demás. También limpia y revisa sus dientes y encías, haciendo consulta al veterinario si hallaras anomalías o inflamaciones, y no te olvides de higienizar sus orejas con un algodón apenas húmedo, y nunca vertiendo agua allí dentro.